Lo que buscan estos 4 pilares es que la educación transmita, masiva y eficazmente, un volumen cada vez mayor de conocimientos
teóricos y técnicos evolutivos, adaptados a la civilización cognoscitiva,
porque son las bases de las competencias del futuro. Actualmente buscamos que
la educación debiese llevar a cada persona a descubrir, despertar e incrementar sus posibilidades creativas, actualizando así el tesoro escondido
en cada uno de nosotros, lo cual supone trascender una visión puramente instrumental de la
educación, percibida como la vía obligada para obtener determinados resultados.
Aprender
a conocer: Se refiere a las habilidades que debemos desarrollar respecto a la manera
en cómo nos acercamos al conocimiento, nuestra manera de investigar y
autorregularnos, a identificar cuáles son mis debilidades y fortalezas para
poder aprovecharlas; es necesario en la dinámica social actual que las personas
aprendamos a investigar temas por nuestra propia cuenta, el aprendizaje
autónomo forma parte de las competencias del ciudadano del siglo XXI.
Aprender
a hacer: Se ve reflejado en lo que podemos construir o crear a
partir de él, una persona que cuenta con muchos conocimientos teóricos pero que
no los puede llevar a la práctica quedará fuera de la dinámica actual en dónde
la producción de conocimientos y su aplicación son indispensables para el
progreso social.
Aprender
a vivir: Se reconoce a través de este pilar que el conocimiento y el
saber hacer cosas por sí mismos no darán éxito al individuo, implica el que yo
como ser pensante y creativo busque siempre el bienestar común, reconocer que
el otro forma parte esencial de mí, luego entonces el conocimiento adquiere un
carácter social y necesita ser compartido y acompañarse de los valores para la
convivencia necesarios para el progreso comunitario.
Aprender
a ser: Habla sobre el
autoconocimiento y valoración del propio sujeto como parte fundamental de la
realización personal, se puede ser un sujeto con niveles elevados de conocimiento
y habilidades prácticas, pero no se aprenderá a vivir en sociedad si no se
tiene una valoración interna adecuada que genere un equilibrio entre todos los
aspectos que conforman la vida y constitución de la persona misma.
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